martes, octubre 25, 2005

ALMA NOCTURNA...

Me incorporo en mi cama de un salto, abandonando bruscamente las imágenes de góndolas doradas chapoteando por la 9 de julio y de pegasos de cristal surcando un cielo de perfecto azul, en una Buenos Aires que no conoce el smog ni la corrupción... A pesar de despertarme violentamente, y sentir el sacudón de la realidad arrojándome de mi dulcecito onírico, sigo tarareando hacia adentro, casi tartamudeando en un suspiro: “ya sé que estoy pianta’... pianta’... pianta’...”. Siento cómo el corazón me zarandea la garganta sin clemencia, y de manera instintiva empiezo a rasgar las sábanas, llegando hasta el relleno del colchón. El sudor profuso y frío se apodera de mí, y aunque no me veo, sé que soy la imagen misma del pánico. Oigo pasos en la pared... sí, en la pared... Me he quedado tiesa, totalmente paralizada por el miedo. No me atrevo a girar la cabeza hacia ese costado, por aprensión a intuir allí lo que hace ya más de un año y medio intento inútilmente negar... Pero lo siniestro es más poderoso, lo ominoso me domina y, aunque mis ojos abiertos continúan brillando en el mismo ángulo intacto, mi cabeza lentamente va siguiendo el recorrido hacia el muro fatal, como si fuera el eje mismo del segundero en un reloj de agujas. Trato entonces de recordar, de unir cabos que me ayuden vanamente a custodiar la cordura...
El zumbido surgió allá por marzo del año anterior, o al menos en ese momento fui consciente de él. Luego aparecieron las marcas, primero simples rasguños, pero pronto se hicieron cicatrices profundas. Después las pupilas, que aumentaron notablemente durante las noches, menguándose al despuntar el día, aunque sin volver nunca por completo a su tamaño natural. Y, finalmente, ese sabor inconfundible... mezcla de hambre y saciedad, de vacío y completud, de melancolía y éxtasis... todo en un mismo bocado funesto.
Tic tac, tic tac, tic tac… La cabeza ha arribado a la posición “y cuarto” del reloj imaginario, y mis ojos - en blanco ya - no logran oponer más resistencia. Entonces los cierro y los vuelvo a abrir, de frente a la pared... El horror me estremece: veo huellas de sangre fresca que reconozco de mis pies... mis propios pasos... Pero más que la sangre, me aterra el hecho de poder percibirlo todo perfectamente en la más absoluta oscuridad... las pupilas... El zumbido no es zumbido, son palabras que comprendo... son mandatos categóricos e irrefutables que me arremeten desde alguna dimensión que desconozco, pero sé que me excede holgadamente en jerarquía: algo me está gobernando, he perdido las escrituras de mi entidad. Entonces salgo corriendo desesperada hacia el salón donde está el espejo, y me detengo repentinamente delante de él: descubro con pavor que por mucha voluntad que yo preste, mi imagen no asoma en la lisa superficie plateada... El sollozo contenido estalla, y me ahogo en un llanto casi ancestral, como si mil ánimas suplicantes y sufrientes me hubiesen elegido portadora de sus penas para mitigarlas todas en mis lágrimas...
De repente, sabiendo exactamente con qué me voy a encontrar, doy un brinco enérgico y me adhiero al cielo raso, me deslizo por él gateando con destreza sorprendente. Me eyecto por la ventana, y arrastrándome cual reptil asciendo rápidamente por la fachada del edificio hasta llegar a la azotea, donde me pongo de pie. Ahí está él... lánguido... con su cuerpecito azulado y entumecido... los párpados eclipsados por penumbras definitivas... la piel y la personalidad congeladas por siempre... Sostiene aún en su manito izquierda su muñeco de peluche, con expresión inocente en los ojitos de botón... Y del bolsillo de su traje de marinerito asoma un folleto con dibujos de colores festivos, en el que llega a leerse: “Nueva atracción del parque: ¡VENGA A CONOCER UNA BUENOS AIRES DISTINTA, EN DONDE LA INOCENCIA ES LA PROTAGONISTA! Anímese a dar una vuelta en nuestra Venecia porteña, o a volar en nuestro carrusel de caballitos alados”.
Caigo abatida sobre mis rodillas, y con consternación y desasosiego comienzo a auto flagelarme arrancándome la piel a jirones con mis uñas... las cicatrices... Como en una ironía, de fondo se oye desde el tocadiscos del viejo vecino noctámbulo: “...Loco, loco, loco ...cuando anochezca en tu porteña soledad...”
Con impotencia, sintiendo casi una parálisis en el alma, me llevo dolorosamente las manos a la cara para palpar mis labios pegajosos y húmedos... Ya de regreso en el ataúd, me regodeo espeluznada por mi placer ante el dulce sabor de su sangre niña...

(Perdón por lo extenso, me inspiré demasiado =D)

15 comentarios:

¨ce_ dijo...

Me encantó.
Muy bueno el texto, señora.
Me saco el sombrero, le hago una reverencia y me voy a comprar rolitos ;0)

La Garrapata Vegetariana dijo...

eo, muy bueno.
ahora vamos a tener que matarte...

Diego dijo...

Me encantó. Seguí escribiendo, lo hacés muy bien (como tantas otras cosas, JE JE). Te quiero, un beso.
Deditos

Dulcinea dijo...

¨ce_: Gracias, gracias mi querida... comparta los rolitos ;), y considere también la compra de alguna ristrita... bah, salvo que... jeje

LGV (perdón ¨ce_ por el plagio): Welcome! ...muy agradecida por su visita y sus elogios =)
Mire... vaya pensando bien con qué método cree usted que podrán matarme, ya que evidentemente los "poderes" del Opus Dei son juguetitos para mí...

diego/Deditos: Muchas gracias!
¿Viste cuántas cosas?... soy tremenda candidata ;) ...Y bueh, tanto halago, ahora me agrandé!.
Yo también te quiero =)
Besote.

Anónimo dijo...

a ver ... es largo y nos disponemos a leerlo sin saber que puede pasar... (que alguien se apiade de mustros cerebros y su pequeño contenido).
bueh empezamos con la balad... sigamos... falta el cuervo en el pórtico... sigamos... ¿¿¿El Principito???... No... un espejo roto de aquel solitario volador que se llevó su última imágen???... quizá.
Creo que hablás de aquella magia que solo se ve cuando dormimos (y raras veces recordamos)
Porfa... no juegues con esos duendes que suelen llenar de incertidumbre la razón y tornan etéra toda certidumbre.
Cuidate del amor...

Anónimo dijo...

... tornan etéra toda certidumbre.

Anónimo dijo...

Neuronas lubricadas, imaginación narcotizada, felicitaciones por la prosa, una vez más la cuento entre los socios del Club de los que están del border de los que no se salvan (Enhorabuena!); y con respecto al zumbido, le digo, va seguir sintiendo la mosca joder detrás de la oreja un tiempo más...

Ud. sabe quién suscribe...

Anónimo dijo...

No fui partero, ni fui papá. No fui heredero ni mucho menos me postulo, pero tengo el orgullo de decir que vi nacer a este pequeño grupo de palabras..
Muy buen texto, che... os felicito. Siempre fui generoso de palabras agradables cuando lo literario se vuelve abstracto y se rompen las lógicas principales: el tiempo, el espacio y la vida-muerte. ¿Será por la no aceptación de este mundo?
Brindo porque vengan más...

Dulcinea dijo...

lecant: Ya le dije yo... los que "juegan" con la magia son simples aprendices, lo mío es otra cosa... La diferencia reside, precisamente, en que yo no me cuido jamás del amor... que me tenga cuidado! (gracias Silvio) ...Y finalmente, ¿qué es la vida sino una constante incertidumbre? ...bah, eso supongo =P

'usuario anónimo': Veo que gusta de jugar a las escondidas... Perfecto, me encantan las adivinanzas!. La verdad que creo saber perfectamente quién es usted, tengo su nombre en la punta de la lengua, justo adelante de donde iría el piercing...
Al margen de ello, me halaga su apreciación de mi prosa y de mi persona, seguramente porque es Ud. alguien tan border como yo...
Sólo me queda aclarar: ojo con lo que hace, es ésta temporada de caza de moscardones...

fabby morrow: GRACIAS por asistir al parto, al menos como simple observador! ...Sus apreciaciones han sido siempre valiosas para mí =)
Y gracias también por las generosas palabras agradables. Lo invito pues a acompañarme cuando guste, a visitar esa maravillosa sensación de destruir los preceptos habituales, aceptados por muchos... Que se vayan todos! (?) ...HIC!
Besotote.

¨ce_ dijo...

Tome prestado lo que quiera, doña (además, convengamos que el muchacho tuvo poca practicidad con el asunto del nick...)
Endemientras, nada de ajos. Siempre quise ver en la oscuridad =P

Dulcinea dijo...

¨ce_: Vení que te doy un mordisco, nena!... Las cosas que vas a ver después en la oscuridad (o fuera de ella)... ni te imaginás ;)

Anónimo dijo...

Fascinante Relato!! me deja un saborcito, que tiene su gustito, vió? esta noche me parece que voy a tener oníricos traviesos... ojo, no dije que voy a soñar a ser travieso! ... ejem, ejem.... mejor no aclaro porque oscurece!!

Nuevamente, CONGRATULATIONS por el raletingui!

Dulcinea dijo...

mirtita: Gracias!!!
Alégrome en sobremanera si en algo contribuí con la génesis de sus sueños traviesos, de la clase que Ud. prefiera, no aclare... Ahora, tenga cuidado con oscurecer, porque es el momento en el que veo con mayor nitidez y... ;)

Anónimo dijo...

“En tu cuerpo la luna entrará, el fuego te abrazará, dejalo, no te resistas, permite que te envuelva, entregate. No sueñes con la eternidad, ser dueño del bien y del mal y vivir miles de años, poder gracias a él ser inmortal. ¿Por qué tienes tanto miedo a esta nueva libertad? No resistas más amigo, tomala.
Es solo el principio y después te gustará, es como un néctar que te emborrachará. Como una pluma tú de noche volarás, deja que podamos iniciarte y serás feliz.”

Fragmento de la canción de los vampiros de la obra “Drácula, el musical”

Dulcinea dijo...

lemon: A propósito de todo esto... ¿recuerda ciertos 'besos gélidos' grupales? ...No sólo hielo me quedó en la boca en esas noches de jolgorio, también me llevé algunas almas... ;)