jueves, mayo 18, 2006

D.escubrimiento T.ilingo

Hace poco más de dos meses comencé una nueva actividad grupal (que no viene al caso) para la cual, con el objetivo de desarrollar determinadas tareas comunes que nos convocan, es preciso llevar a cabo durante la semana ciertas reuniones periódicas. Tales encuentros acontecen en un recinto particular y fijo. Pero -quizás acorde a nuestra idiosincrasia argentina- siempre existen las excepciones a la regla: hay días en los cuales el espacio destinado a la práctica de nuestros quehaceres se halla imposibilitado de uso por diferentes motivos. Y fue en una de estas situaciones de 'no disponibilidad' que, unos cuantos días atrás, una de mis compañeras ofreció -a un reducido subgrupo- muy amablemente su casa para poder juntarnos.
Ya al conocer su domicilio sospeché que se trataba de gente con un poder económico bastante importante, acorde a la zona en la que residían. Y no me equivoqué: llegué y al acercarme nomás al portero eléctrico, se encendió un reflector digno del
Giusseppe Meazza en Milán... de tanta tecnología, parecía que me estaban filmando con cámaras en 3D, y que el sonido tenía hasta efecto sorround... Un señor muy uniformado me abrió la puerta y me hizo una reverencia... Subí por un ascensor privadísimo que me llevó directamente al departamento en cuestión... corrijo: al recontra-departamento-exudante-de-lujo en cuestión. Como por razones laborales, yo tuve que ir más tarde que el resto, la mayoría del grupo ya estaba en pleno desempeño de labores cuando me les sumé. No del todo inmersa en la actividad de ese momento, me distraje unos instantes mirando una especie de placa metálica dorada que llamó mi atención, ubicada arriba de un piano, y en la cual alcancé a leer dos grandes iniciales: “D.T.”. Semejante cartel me produjo 'algún' grado de intriga, especialmente cuando luego de un rato logré descifrar la letra chica de abajo -donde figuraban nombres y apellido del homenajeado- y comprobé sorprendida mi hipótesis. Sólo les tiro un par de datos:

- La dueña de casa había mencionado a lo largo de la noche varias veces a su marido, aludiendo a él como “César”.
- El señor obtuvo el mentado premio en el año 1978.

Un detalle más: nos quedamos a cenar ahí... y no, no lo conocí en persona, él justo se había ido de viaje...

lunes, mayo 15, 2006

Prohibición del incesto (sólo dentro del horario de protección al menor)

Sábado pasado por la noche, madrugada del domingo, bah... Cumpleaños familiar. Se oye la siguiente charla entre mi hermano (H) y un amigo (A) de mi tía:

H: Esto está divertido, pero faltan mujeres.
A: ¿Te parece? Hay unas cuantas.
H:
Sí, pero yo digo mujeres solteras... la mayoría no lo son...
A: Ah, pero algunas hay... Mirá si no allá la que está sentada en la punta, de pelo largo y lacio... esa es linda, y parece soltera...
H (cara de “¿me estás jodiendo?”): ¿Me estás jodiendo?
A: No te jodo... ¡está buena esa, y parece que no tiene novio!
H (cara de “¡¡¡¿me estás jodiendo?!!!”): ¡¡¡¿Me estás jodiendo?!!!
A: ¡No! Pero... ¿qué pasa, es tu prima acaso?
H (cara de “¡no podés!”): ¡No, boludo... es mi hermana!
A (cara de “¡tragame tierra!”): ¡GLUP!

Y para rematarla, el fallido Celestino en cuestión -quizás por la vergüenza que pudo haber sentido al elegirme a mí como posible candidata para mi hermano- recién al concluir tan desopilante conversación cayó en la cuenta de que había depositado su personalidad toda sobre un plato de berenjenas en escabeche... es decir: “se sentó sobre la berenjena aceitada” =D

miércoles, mayo 03, 2006

¡Colgate las pelot...!

A todas aquellas mujeres que se preguntan por qué muchos hombres hoy día están tan fóbicos, qué les ocurre a esos muchachos que histeriquean con nosotras para luego huir despavoridos como alma que lleva el diablo; a ellas les digo que finalmente creo haber encontrado la razón. Basta con prestar atención a las sabias palabras con las que nos ilumina cierto comercial de dentífrico Colgate pues, según éste: “Las conchas son como los dientes...” .
Y sí, claro, se cae de maduro... salvo excepciones -que las hay-, yo me pregunto: ¿a qué tipo puede caerle simpático semejante descubrimiento?, ¿quién de ellos se va a animar a “arrimar el bochín” en tal condición?, ¿queda acaso alguna duda respecto a los orígenes de la fobia y/o histeria masculina?
Sólo quiero agregar en defensa de las féminas heterosexuales (estrato social con el cual me identifico): ¡de todas las veces que he ido al baño en mi vida, hasta ahora nunca me he masticado ningún dedo al momento de la higiene!