Podría decir que el intenso ritmo laboral de las semanas inmediatamente posteriores a mi regreso ha sido el culpable... Podría alegar que la pereza y el letargo vacacional se extendieron en demasía sobre mí... Podría buscar unas cuantas razones -que sin duda influyeron- para explicar mi ausencia bloguística del momento, pero lo cierto es que el mayor de los motivos ha sido la triste sensación que me produjo encontrar mi casita virtual convertida por algunos en un campo de batalla. Y no sólo tristeza, además siento bronca... precisamente por eso escribo estas palabras, y decido -después de dudarlo mucho- bloquear los comentarios del presente post.
Sólo voy a agregar: no estoy de acuerdo con las personas que agreden gratuitamente al prójimo, de hecho, suelen resultarme bastante molestas; pero también disiento con quienes parecen querer exhortar a los demás a tomar alguna postura extrema (sea cual sea), simplemente porque pienso que es más de lo mismo. Y si esto me hace perder lectores, lo siento mucho, pero NO ME GUSTA que enturbien mi espacio ni mi persona.
He dicho.